Por Jane Hansen Hoyt
Hace dos días, al volver a casa luego de hacer unos mandados, escuché el sonido de una alarma estridente, exigente. Al abrir la puerta de mi casa me di cuenta de que el sonido provenía de una alarma contra incendios en el segundo nivel de mi casa y que estaba activada sin razón aparente. Nada estaba fuera de lugar. No había nada a punto de explotar por las llamas. Todo parecía estar en el mismo orden en el que lo había dejado. Así es que… ¿por qué sonaba la alarma? Decidí que era una casualidad, o que tal vez ya tocaba reemplazar la batería.
Luego, una amiga me recordó un artículo que había salido publicado recientemente en la revista Charisma. El título era, “¿Escuchas la alarma?” El autor hablaba de la tormenta que se avecina. Mi naturaleza no es la de ser alarmista. Sin embargo, con el incremento del discurso de odio y la violencia en el mundo, es imposible no percatarse de que vivimos en tiempos que manifiestan cada vez mayor oscuridad. La necesidad de luz, de una luz resplandeciente, es algo que la gente anda buscando cada vez más. Las personas andan en búsqueda de esperanza, aliento, y del fundamento sólido que la verdad brinda.
Como dije, nada parecía estar fuera de lugar en mi casa. Todo parecía normal. Pero ese es exactamente mi punto. La vida pasa a nuestro alrededor. Todo puede parecer ser “normal”. Sin embargo, en el ámbito espiritual, hay una alarma que está sonando. Se ha convertido en un sonido que no puede ignorarse.
Es la hora… el momento correcto… para hacer los cambios requeridos en tu vida. ¿Necesitas recargar tu batería personal? No lo ignores. El descanso y la risa son necesarios. Si estás endeudada, es momento de enfrentar esa situación. Si te avergüenza expresar tu amor con la familia y amigos, ahora es el momento de superarlo y comenzar a expresar tu amor y aprecio. Si hay otras áreas en tu vida en las que te has frenado a ti misma, o si por el contrario has sido la que te adelantas, entonces ahora es el momento de aprender a caminar por el Espíritu y alinear tus acciones con el Cielo.
Sin querer sonar como una alarmista, siento que hay urgencia en dar ciertos pasos necesarios, siguiendo las llamadas que el Señor ha estado haciendo. Lo hacemos sin una sensación de temor, al contrario pues estamos preparadas.
Toma tiempo en silencio para sentarte ante Su presencia.
Toma tiempo para conversar con Él.
Ora desde una postura de paz.
Habla desde ese lugar de quietud interna.
Que Él crezca en tu interior para que tu luz sea aún más resplandeciente.
Jane Hansen Hoyt
Presidenta/Directora Ejecutiva
Aglow Internacional
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