Por Jane Hansen Hoyt, Presidenta/CEO de Aglow Internacional
Vivimos en tiempos en los que muchas de las “normas” o “formas de conducta aceptables” que hemos conocido en el pasado han cambiado, algunas lo han hecho de manera radical. “Están sacando a la moralidad cristiana de las estructuras sociales estadounidenses y también del escenario cultural principal, dejando un vacío cultural en su lugar — y la cultura, en su sentido más amplio, está intentando llenar el vacío. Barna revela la preocupación creciente en torno a la condición moral de la nación, mientras que muchos adultos estadounidenses admiten que no saben con certeza cómo decidir si algo es correcto o incorrecto. ¿Acaso quieren los cristianos ver la verdad y la moralidad de maneras radicalmente diferentes a como las ve el público en general, o estarán influidos por igual con la creciente ola de secularismo y escepticismo religioso?” (Comunicados de investigación en Culture & Media, 25 de mayo de 2016.)
Aunque la cita hace referencia específicamente a Estados Unidos, yo añadiría que, en un sentido más amplio, mucha de la civilización occidental se encuentra a sí misma en un vacío similar.
Mucha de la atmósfera de la actualidad tiene cierto aire de locura. Lo incluye todo, desde los problemas con los servicios sanitarios para personas transgénero, hasta el ataque terrorista en Tel Aviv mientras las personas estaban sentadas apaciblemente cenando una noche de verano.
Luego, apenas hace unas semanas, hubo tres eventos en Orlando, Florida, que se llevaron a cabo con pocos días de diferencia. A una artista cristiana, la cantante Christina Grimme, la mataron con un disparo después de su concierto. Y, apenas hace unos domingos, el 12 de junio, un terrorista armado con gran cantidad de municiones, entró al club nocturno Pulse y masacró a 49 personas e hirió a 50 más. Dos días después, la noche del martes 14 de junio, un lagarto arrastró a un niño pequeño que estaba de vacaciones con su familia en un hotel en Disney.
A nivel mundial, podemos dejar que nuestras mentes recorran rápidamente el mundo, haciéndonos conscientes de las múltiples crisis que se están llevando a cabo y se nos conmueve el corazón. Uno puede sentirse impotente e indefenso al ver que las cosas parecieran salirse rápidamente de control.
Es en estos tiempos, para los que ya hay predicciones, que nuestros corazones deben estar firmes e inconmovibles, ya que “estamos recibiendo un reino inconmovible”, como lo dice Hebreos 12:28.
Consagración inconmovible hacia Dios
Pienso en Daniel, un joven que, muy probablemente, provenía de una familia de clase alta en Jerusalén y que, después, fue deportado a Babilonia y fue enviado a servir en la corte de Nabucodonosor. Su vida cambió radicalmente. Nada en el entorno de su vida diaria seguiría igual. La forma de vida que él había conocido y experimentado, y que hasta había considerado para su futuro, había cambiado. Su futuro ahora lucía muy distinto. Seguramente fue una experiencia traumática para sus planes bien trazados, y, cómo podía él haber sabido que, en medio de todo lo que le parecía convulsionado y agitado, él un día se convertiría en asesor para reyes extranjeros.
Sin embargo, Daniel tenía una consagración y compromiso inconmovibles hacia Dios y hacia Su pueblo, mismos que serían probados. Desde su decisión de no comer la comida del rey hasta el rehusarse a postrarse ante la imagen del rey, Daniel y sus amigos mostraron un espíritu que no estaba dispuesto a ceder. Esa prueba revelaría el máximo poder y autoridad de Dios a su favor.
“No podemos estar sujetos a la demencia del mundo. Porque la sabiduría de este mundo es necedad para Dios.” 1 Corintios 3:19
Es la sabiduría de Dios la que trae calma a su corazón. Es la sabiduría del cielo la que lo ve todo desde el punto de vista eterno. Su sabiduría lo ve todo enfocado.
Daniel dijo, “Bendito sea el nombre de Dios para siempre y siempre: suyas son la sabiduría y el poder”. Él tenía anclado en su corazón. Él sabía quién era Dios. ¡Él tenía una mentalidad de majestad!
Guarda tu corazón
En Colosenses 3:1-3 encontramos una forma muy poderosa de guardar nuestro corazón. Hace referencia a su nueva estatura y a su nueva identidad.
Si, pues, habéis resucitado con Cristo, BUSCAD LAS COSAS DE ARRIBA, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. PONED LA MIRA en las cosas de arriba, no en las de la tierra, porque habéis muerto y VUESTRA VIDA ESTÁ ESCONDIDA con Cristo en Dios.
Dios tiene la intención de que estemos tan perfectamente establecidos y estabilizados por los cielos en la perspectiva eterna, que vivamos en la tierra de tal forma que llevemos Su paz y hablemos Su sabiduría a cada situación. Cuando lo estemos, nuestro corazón estará anclado y seremos inconmovibles en nuestra fe, así como Daniel.
¿Estás inconmoviblemente consagrado a Dios, como lo estuvo Daniel?
¿Tu vida afirma sólidamente esta verdad?
¿Están tus pies firmemente plantados en el fundamento inconmovible de Cristo, quien es nuestra roca fuerte?
Aglow España en Facebook: